jueves, 12 de junio de 2008

Casos y cosas de un país de tercer mundo

El pasado martes fui Mercadona a comprar la despensa de la semana. Para mi sorpresa no había pollo, ni vegetales ni nada fresco. Lo único verde que quedaba era unas lechugas y había dos señoras discutiendo acaloradamente por ellas. Como no traía el látigo no se las pude quitar. Esto me recuerda a la época de escasez que suele pasar cada cierto tiempo en mí país. La gente pierde los estribos por cosas que deberían ser superfluas, pero que en periodos de escasez no lo son. Sin embargo, es la primera vez que veo dos seres humanos perdiendo la compostura por una lechuga. Espero que esto no se convierta en costumbre.

Yo espero que el gobierno español deje ese estado de negación de la realidad en el que se encuentra. El primer paso para solucionar un problema es admitir que se tiene un problema. Hay que dejarse de usar eufemismos para referirse a la presente situación. Esto no es una "fuerte desaceleración", en cualquier parte del mundo a esto se le llama crisis. Y las crisis sólo se resuelven tomando decisiones. Una de ellas ya la han tomado: garantizar el libre tránsito en las carreteras españolas." Aún faltan más y no se pueden aplazar.

5 comentarios:

Tumbaíto dijo...

¿Desde cuándo tú comes cosas verdes?

Tony79x dijo...

Todos los días como cosas verdes. Desayuno 2 veces por semana tortilla (sin la yema) de espinacas. Los lunes, miércoles y viernes ceno ensalada o vegetales salteados, o sopa toscana (sopa de espinacas y frijoles). Los domingos y sábados como brocoli, ya sea con crema o hervidos con aliño de mostaza dijon.

Tumbaíto dijo...

¡Tienes tanto que aprender de Stewie!

Tony79x dijo...

Aquí está mi respuesta, debes aprender de popeye, así se ganan las guerras.

http://www.youtube.com/watch?v=OHo91px5YTs

lacubanadeldíatalylahoratal dijo...

Lo peor de las crisis no son las vicisitudes de los protagonistas, sino las malformaciones de los herederos. Una actitud contingente a la crisis puede ser peligrosamente absorbida por la cultura y las costumbres. Sobre todo cuando hace calor.

En el festival de teatro de la Habana más de una vez he tenido la oportunidad de contemplar una trifulca en términos asombrosamente barriobajeros, entre la gente más culta y ansiosa por ver una buena obra en la sala de menor aforo de toda la capital...