Sentimientos Peligrosos

Ultimamente no me reconozco, no sé que me pasa. Me encuentro huraño y de muy mal humor. Pienso que puede deberse a varias cosas, la navidad que la paso lejos de mis familiares y aquí en Catalunya es tan insípida, la serie de presiones a la que estoy sometido y la última razón sólo la sabrán al final.

Me encuentro abrumado por la gran cantidad de trámites burocráticos que tengo que hacer. Se entregan los mismos documentos una y otra vez, a veces incluso a las mismas autoridades sin que haya ninguna constancia. Los funcionarios al parecer le da lo mismo todo, están por encima del bien y del mal, en el mejor de los casos te tratan con indiferencia, como me pasó cuando me quede media hora parado mientras dos funcionarias se contaban sus cuitas de lo más despreocupadas. En el peor de los casos te maltratan y te hacen humillarte para su deleite sádico. De nada sirve las normas de cortesía, he encontrado que mientras más cortés eres más te maltratan, es mejor ser cortante, tener respuestas rápidas, agresivas e inesperadas. Te mandan un email un domingo para que entregues un documento el martes, te informan que tienes que hablar con ellos antes de entregar la documentación y el lunes se lo toman libre. Como dicen aquí, ¡Qué guay!

En un sitio donde el portero, el conductor de autobús, la empleada de la cafetería y hasta los que recogen la basura se sienten con el derecho de abusar de ti verbalmente no es de extrañar mi actitud reciente. Y sin embargo, no me reconozco. Pongo cuatro ejemplos para que tengan una idea.

El lunes mientras me dirigía a rectoría a entregar una de las tantas documentaciones que me habían solicitado me encontré con un pobre hombre que tenía que entrar con un carrito lleno de cajas hasta arriba y que no podía abrir la puerta. Yo pasé de frente de él, abrí la puerta y luego la cerré. El tipo me espetó ¡GRACIAS! a lo que yo respondí ¡SIEMPRE A LA ORDEN! Luego me sentí lleno de vergüenza y para salir del edificio espere unos minutos, para no encontrarme con este pobre individuo que tuvo la mala fortuna de cruzarse delante de mi.

El martes vi como un hombre de unos cincuenta años resbalaba y se caía de nalgas. Había como tres personas, dos señoras mayores y una chica que se dirigía a la universidad. Las tres se aproximaron para socorrer a aquel señor. Yo mientras tanto me destornillaba de la risa, me reía tan fuerte que casi me faltaba el aire. El señor muerto de vergüenza se fue caminando y una de las señoras se me acercó y me dijo: "joven eso no se hace" a lo que yo espeté "que le importa a usted lo que yo haga."

El sábado cuando me dirigía a hacer la compra, iba a tomar un ascensor. Era el primero de la fila, pero como había tres señoras mayores les cedí el turno para que entraran primero. Cuando entraron las tres vi, que dado su volumen, iba a tener que esperar el próximo turno. Pues una señora, al observar mi intención inicial de entrar me dijo: "No puedes eres muy gordo, si no fueses tan gordo entonces sí". Yo le grité a vivo pulmón, "Señora, es que usted no se ha visto en un espejo..., verdad es que no puede, porque no cabe, vieja decrépita y obesa además sucia y rastrera, espero que no se caiga el ascensor con todos esos kilos de madalenas que lleva encima" Yo solo pude observar brevemente el rostro contrariado de la señora, como se transformaba de una risita socarrona a un estado de shock.

Finalmente, un chico en la universidad se me acercó y me preguntó que dónde quedaba un edificio de la universidad, pero me formuló la pregunta en català. Me salió naturalísimo responderle en inglés: Sorry, I don't speak Spanish y el tipo se fue.

Como verán, este año los reyes me traerán carbón. No me he portado bien. Pero mi lado más cínico me dice "No es para tanto, por fin te estas adaptando a Catalunya, dentro de poco serás todo un catalán." Sólo espero que esta visión tan nefasta y sesgada de percibir la realidad no corroa mi espíritu.