miércoles, 14 de mayo de 2008

Es preferible la muerte

Hola, al fin regreso, luego de unas prolongadas vacaciones, vuelvo a escribir en mi blog. Desde luego tengo un montón de ideas frescas que deseo plasmar en los próximos meses.

Desde siempre he pensado que luego de viajar uno regresa con otra visión de la realidad. El cambio de ambiente favorece al análisis de la vida misma con una perspectiva diferente. Durante los meses que pasé fuera tuve una pesadilla recurrente, la cual refleja uno de mis mayores temores.

En mi sueño tenía unos 40 años de edad, tenía el pelo canoso, iba de camino al trabajo, daba clases en una universidad de una ciudad mediana de España. Compartía el piso con otras personas, las cuales me caían muy mal. No tenía dinero para comprar un piso y vivir solo. Sin embargo, me encontraba muy solo. En mi sueño sabía que mis compañeros de clase se habían casado, tenían hijos y vivían en sus propias viviendas muy lejos de España. De repente, me invade una melancolía extrema y empiezo a llorar, luego decido cruzar una calle y esperar a que un autobús de transporte urbano me mate.

No hace falta ser un Sigmund Freud, para analizar este sueño. Realmente, le tengo mucho miedo a la mediocridad. Esa vida supuestamente "apacible" que muchos ciudadanos de Europa añoran me resulta ínsipida. No lo aguantaría ni un sólo instante. Prefiero ser pobre a vivir una vida como la de mi sueño, al menos tendría esperanza, pero estar en esa medianía, en ese limbo maldito en el que sólo se vive el presente es abominable. Hay mucha gente en España que se encuentra atrapada en esta situación. Seres que deambulan por las calles, sin ningún propósito en la vida nada más que esperar la vejez para cobrar una pensión de mierda y luego morir. España dista mucho de ser la super potencia que en Latinoamérica se percibe de ella. Aquí no hay sueño americano, más bien hay pesadilla europea, como esas películas lentas que suelen filmarse por acá donde una toma parece interminable.

Por tal razón, he pensado hacer limonada, que es lo que se me da mejor, (si la vida te da un limón...) A mi regreso al viejo continente vengo con nuevas ideas, propósitos puntuales, más ambición. Pienso integrarme a la sociedad en donde vivo de una forma diferente. Ya no me importa encajar, ni llevar una vida más placentera. Al diablo con el disfrute, que viva el estoicismo. Voy a comportarme como lo que soy, un latinoaméricano en Europa, y si algo tenemos nosotros es que estamos en una competencia permanente con nuestro prójimo a fin de mejorar nuestra situación actual. Estaré en perpetua disconformidad, ya no me interesan los pequeños placeres de la vida, sólo me interesan los grandes. Creo que es la única forma de progresar y no caer en la temida mediocridad. Definitivamente, tengo unos nuevos principios.

2 comentarios:

Tumbaíto dijo...

Estáis "en una competencia permanente con nuestro prójimo a fin de mejorar nuestra situación actual y ciegos porque no parece que eso os vaya muy bien (sino todo lo contrario) y, sin embargo, sois contumaces.

Tony79x dijo...

Te equivocas tumbaíto, el problema de América Latina no es el ambiente competitivo que existe en la sociedad, sino que las reglas de juego no son claras y cambian constantemente a gusto de los malos gobernantes.